Buen día blog. Vengo a escribir un poco por acá, que te tengo más abandonado que a mi perro.

Estoy haciendo un libro de artista. Para el que no lo sabe, es una especie de cuaderno o de artefacto en el cual escribís y dibujás. En fin, no es sólo eso, podés hacer lo que quieras, con el fin de que sea agradable a la vista. Me encantó la idea, y lo quiero tener listo para el 19. Pero necesitaría muchas cosas que pegar y todo eso. Eso me hace llegar a la reflexión de que definitivamente me encantan esa clase de cosas. Los lápices, las fotos, los collages, los marcadores. Las hojas, los libros [pero eso obvio, claro]. Estoy leyendo Bar del infierno, de Alejandro Dolina. Está muy bueno, y dios, hace cuanto que no escucho a ese tipo, genio. Quiero ir a verlo de nuevo, oleadas de placer.

Una genialidad de esas que suceden en mi entorno. Me voy a disfrazar de mimo. Con Sol, una muchacha. Retomando el tema de los mimos [quedó retomando el tema porque borré algo que había escrito anteriormente, no es tan mala mi escritura], el disfraz consiste en:

-Remera rayada blanca y negra.

-Short blanco.

-Medias rayadas blancas y negras.

-Tiradores negros.

-Guantes blancos.

-Zapatillas blancas o negras.

-Maquillaje blanco y negro.

Seguramente cambie la idea original, pero ahí está.

Bueno, mi grupo de freaks y yo nos vamos a disfrazar para la MAE (Muestra Anual Educativa), por lo tanto me va a ver medio Berazategui, pero qué más da.

Fuck, no quiero ni pensar en la gente que va a gozar de Paul McCartney, shitshitshit! Igual, yo lo quiero en estado de joven Beatle, no así [mentira, lo digo de resentida, todavía te quiero un poco Paulito]. Igual, aguante Harrison carajo! (?

Quiero ver The wall de nuevo, esa película te vuela los sesos, definitivamente.

Me retiro diciendo que esta entrada es una pedorrada universal.

Volveré y seré millones.

Adiós!