Los cepillos para el pelo.

Hoy voy a hablar de los cepillos para el pelo. Todos sabemos de la gran influencia que tienen estos objetos en la vida de algunas personas (ciertamente no en la mía). Hay quienes no imaginan su existencia sin dichos objetos. Porque... ¡no hay manera de ser visto por otro ser humano sin haberlo antes utilizarlo en su cabellera! O, quizá, hay quienes no pueden concebir el sueño y entregarse a los brazos de Morfeo si anteriormente su cepillo no les dio el beso de las buenas noches. Sin embargo, más allá de todo esto, voy a repetir lo ya mencionado. En mi vida, los cepillos para el pelo han de ser la cosa más irrelevante que Jebús podría haber inventado. Recién ahora me planteo el porqué de tanto desprecio hacia estos elementos. Pero, a diferencia de la mayoría de las preguntas que uno se hace en la vida, esta si tiene respuesta. Siendo una persona con rulos, un cepillo puede significar tan sólo una cosa: el suicidio social. Para explicarme mejor, voy a citar la situación de una niña conocida. Vamos a llamale "la niña Hagrid".

La niña Hagrid fue siempre objeto de comentarios y acusaciones. No hay quien la haya visto y no se haya preguntado el origen de tan salvaje cabello. ¿Será que no se baña? ¿Será que viene de familia? ¿Será que está loca? Podemos afirmar lo segundo, ya que su madre tiene la misma melena indomable. Las otras dos incógnitas las dejamos en duda. Nadie jamás pudo saber el verdadero motivo de los increíblementedespeinados,giganteseinexplicablescabelloslargos,pajososyenrulados. Pero yo tengo una teoría: la muchacha ha de cepillarse sus rulos con el pelo seco. Sí, tan simple como eso. Una puñalada para el alma. Un entierro social. Una bomba atómica en el cabello.

Ergo, como conclusión, los rulos no se llevan bien con los cepillos. La ecuación es clara, rulos y yo somos sinónimos, por lo tanto es innato el rechazo hacia estos amigos plásticos peinamelenas. Aún así, nadie les quita lo baila'o.

¿Será que algún día tendré uno y lo querré?

(Nadie lo sabe)