sábado, 3 de septiembre de 2011

Y eso no va a hacer más que cooperar con tu recuerdo. Más o menos eso siento. ¿Qué? Recuerdos. Por todos lados. Mi vida es un recuerdo que miro desde mis propios ojos. Pero como quién dice, Quejarse de no tener tetas, dormir, ir a la casa de alguna abuela, quejarse de sí tener tetas, insultar, enojarse y mucho, perdonar, sentir vergüenza de uno mismo, y de los demás a veces también. Preguntarse por el grado de coeficiente mental propio y nunca hacer nada para conocerlo, ser curioso, tocar perros, ser mordido por un perro. Hablar como estúpido, decir centinela, brabucón, preparatoria, retrete, excusado, despotismo en cada oportunidad posible. Dibujar círculos con el pulgar en una mano ajena. Diferenciar la derecha de la izquierda y no hacerlo. Bostezar, estornudar, hacer pis y más también. Todo eso es lo lindo de la vida, y la mayoría de lo que queda también. Qué delicia, ¿no? Gracias al que esté ahí arriba, abajo, adentro o donde sea. Es hermoso el saber que nadie, nadie y nunca, estuvo dentro de tu cabeza. Me encanta el hecho de pensar que todo es mío. ¿Y a mí qué si los millones y millones también piensan? Mi mundo es el que pasa dentro de mi cerebro. Todo lo demás es producto de mi percepción de las cosas. Por supuesto que creo en la realidad, y no voy a ser absurda (al menos no tanto) al decir que lo único real en este mundo es lo que yo pienso. Sin embargo, para cada uno de nosotros es así. Es por eso que existe el egoísmo. Las personas estamos tan sumergidas en nuestros mambos que nos cuesta ver la existencia de los demás, siempre y cuando estas no afecten nuestros rumbos.

Me preocupa la presión. No voy a exponer mi teoría sobre la universidad y demás porque es demasiado tarde y no quiero pasar la noche en vela (como si eso alguna vez fuera a ocurrir, dormir rocks). <Mis biscochos>. ¿No es raro escuchar eso en una canción? Cuánta dulzura. Ya no deseo tener un talento. Aprendí a darme cuenta de algunas cosas, pero no me acuerdo de cuáles. Aprendí un par de cosas sobre los chicles, y sobre mi capacidad de comer en cualquier circunstancia. También sé que aguanto bastante sin ir al baño, a diferencia de la mayoría de las chicas de mi edad. Noté que evito el usar la palabra mujer para referirme a mí misma. Siento que me queda grande ¿no? Eso creo, pero no estoy segura. Me parece que soy indecisa. Y decirlo me trae a la mente muchas frases ingeniosas de Dolina, genio. El artista se justifica por medio de su arte. No importa tanto que seas insoportable, ¿sabés? (sí, le hablo a una nena de diez años de la que ni siquiera sé el nombre, ¿y?).



Hoy disfruto de saber que sos real, y de todo lo

real, sos mi elegida.

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