martes, 8 de noviembre de 2011


Se acerca esta época del año y reencuentro el gusto en ciertas cosas que de a ratos dejo abandonadas. Por ejemplo, la soledad. Los dibujos, los libros, la música. El acostarse en el pasto, el tener siempre una lapicera y un papel en la mano. Me encanta este momento del año, repito. Siempre pasan cosas buenas, el tiempo es más lindo... de todos modos, calor, mantenete controlado. Ojo que me gusta, eh, pero tampoco es lindo vivir la vida como si alguien intentara cocinarte al vapor. Eso y los mosquitos que parecen no encontrar nada más apetitoso que mis piernas. Hablando de mosquitos, hoy ocurrió un episodio con uno de ellos. Nunca me sentí tan decidida a la hora de asesinar a alguien. Lo miré, él me miró, sequé mis manos con tranquilidad, y de repente... ¡zas! Murió al instante, claro está, y me deshice de su cadáver. Limpié la escena del crimen (véase también como: mis manos) con jabón líquido antibacterial con olor a manzana, y acto seguido me sentí un poco salvaje, pero he de decir que también sentí un poquito de satisfacción (lo admito, fue mucha). Retomando, más allá de eso, me gustás, primavera.




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