jueves, 12 de enero de 2012









Escuchar a mi hermanita cantando (o intentando cantar) Ai se eu te pego es una experiencia religiosa. Siento algo raro; estaba mirando una grabación de Mundo Alas, donde Demián Ariel Frontera cuenta su historia. Y se podría decir que me emocioné. Al principio fue la impotencia de que justamente a alguien que soñaba con el deporte tenga un accidente así, pero después me emocionó un poco más el ¿orgullo? Admiración, tal vez. Es un tipo formidable. Y ahora escucho Cantora, primero Serrat, después Barro tal vez (¿cómo carajo escribió eso tan joven? es una obra maestra) y ahora Sea, con Jorge Drexler. Me atrevo a decir uno de los hombres más dulces del condado. Ya está en el aire girando mi moneda, y que sea lo que sea. Nice. Hoy fui a la casa de mi abuela con el fin de ver esa flor que abre solo un día al año. Ya estaba cerrándose, abrió de noche. Sin embargo me pareció algo súper especial. No sabía ni que existía. Cuestión que mi santa abuela no había creído pertinente advertirme que había estado alimentando a los gatos del vecindario, por lo que mientras miraba la flor me sorprendió no uno, si no dos gatos blancos. Lo que sigue todos lo sabemos, gritos, espasmos, hiperventilación... Más tarde mi abuela me dijo que cuando me escuchó pensó "uy, no le avisé a la nena que había gatos". Fue terrible. Y hablando de cosas terribles, hoy soñé con la rata topo, dios, no puedo dejar de pensarla. Empecé con ganas y de repente ¡caput!

Adiós.

1 comentario:

Opiniones, cerezas y champignones.