miércoles, 6 de febrero de 2013

Empecé a leer Cien años de soledad. Hace bastante, en una espera eterna en la fila del registro civil. Hace cosa de dos días lo retomé... las primeras hojas, por algún motivo, me parecían estar situadas en un tiempo más que remoto y en un lugar más que extraño. Con el correr de las páginas me di cuenta de que ninguna de las dos cosas eran así, y me di cuenta de que en realidad nada indicaba lo contrario. Eso es lo lindo de los libros, uno puede estar en miles de lugares y vivir miles de aventuras, pero nunca van a ser las mismas. No importa que sean las mismas hojas que leyeron miles y miles de persona, cada uno recrea un lugar único. No soy de esas minas fanáticas de la madre (aunque sea la mejor del mundo), pero si hay algo que nunca voy a poder terminar de agradecerle es el cómo me enseñó a leer, o mejor dicho a  ser lectora. Aunque es un vicio que tengo descuidado, a raíz de otros vicios mucho menos ricos, lo admito. 
Hoy a la noche soñé que Argentina estaba atravesando por un Golpe de Estado de nuevo. Estaba con un grupo de estudiantes y nos detenían sin razón aparente. La mayoría no se hacía mucho drama, era más intriga que otra cosa, pero otros sabíamos lo que venía. Fue larguísimo y obviamente tuvo pasajes muy delirantes, como todos los sueños, pero me desperté muy angustiada.
El otro día le compré algo de comer a un perro de la calle y casi me arranca un brazo después de comer. Creo que fue cariñosamente pero me pegué un cagazo digno de mencionar (en realidad no, pero acá nada es digno). Y ayer vi una rata. Muerta y a varios metros de distancia, pero casi tengo un paro cardíaco múltiple. Las detesto, espero que algún día se me pase esa fobia. Al menos voy a intentar superarla, mis intenciones son de estar un poco en la naturaleza, digamos, y voy a tener que aceptarlas como parte de la misma. 
Suena Como la cigarra, cantada por la negra Sosa. Qué tipa dulce. Me gusta la gente que sabe apreciar la música en toda su variedad. Me parece re triste que la gente se estanque en un sólo género o que desmerezca otros como el folklore mismo de  su país, con lo rico y lo nuestro que es. Me doy cuenta de que la gente cuando dice lo que busca habla de una persona con los mismos gustos que uno. Es un poco egoísta para mí. Yo prefiero estar con alguien distinto a mí. Claro que si sus gustos me parecen buenos, mucho mejor, pero si son distintos, más todavía. Si no es un poco aburrida la cosa, para alguien igual a uno basta con mirarse al espejo. 
Mi hermanita volvió a decir que le parecen guapos los negros musculosos. Tiene seis años, es una atrevida, no hay palabras jajaja. "Ja ja ja". Probablemente sea la onomatopeya más usada, pero también la más absurda... creo que la risa es la cosa más difícil de expresar en un papel. Y la más linda, sin dudas. Hay gente que se ríe poco. Que sonríe poco. Yo quiero llegar a vieja y poder mirar para atrás con muchas pero muchas arrugas alrededor de la boca, de los ojos. Hay tantos tratamientos de belleza, tanta cirugía, tanto botox. Tanta carrera absurda contra lo único que no hay manera de evitar, el tiempo. Qué ridículo, ¿no? Estar viejo significa haber vivido, y tampoco te impide seguir haciéndolo. Me acuerdo de este mini cuento que leyó una vez Roberto Laiseka. Trataba sobre un hombre que al presentarsele la oportunidad de que un deseo suyo se cumpla, pide vivir el resto de su vida tal como se encontraba en ese momento: con juventud, amor, dinero. Efectivamente, el hombre vive por el resto de su vida en su estado actual, sin envejecer un sólo día... porque muere esa misma noche.  Qué ironía. 





La vida cabe en un click, en un abrir y cerrar, en cualquier copo de arena. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opiniones, cerezas y champignones.