sábado, 30 de junio de 2012

(andan los títulos, qué emoción)







Y de repente, como un impulso irrefrenable siento la necesidad de ponerme a escribir acá. De fondo, suena una canción de No Te Va Gustar. Nombre curioso para una banda. En fin, está a un minuto de ser la una del mediodía. 13:00 hs. Me molesta cuando me queda un momento como este, en el que todavía es muy temprano para prepararme para algo y muy tarde para hacer otra cosa. Eso, sumado a que soy una pésima administradora de mi tiempo y siempre termino llegando tarde a todos lados, por lo que mis cálculos son en vano. Últimamente estoy viviendo en un estado raro. Por un lado estoy muy contenta (hablo del estado, como ser, soy feliz, sin duda alguna), y por otro me bajoneo un poco seguido. Pero eso pasa porque tengo como una nube de pedo en la cabeza y tengo descuidadas un montón de cosas que me importan mucho. Como yo por ejemplo. Pero está todo bien. Tengo tantas ganas de escuchar los Beatles hoy, son como la banda sonora de mi vida estos días. Solo me quiero sentar a esperar... Con este nuevo editor de entradas (verga) me cuesta horrores subir fotos desde la computadora. Puta modernización, yo estaba genial con el antiguo escritorio y todo eso. Hace tanto que no leo, Jesús. Me da asco. Creo que estoy enamorada de Jim, de The office. No, mentira, se me pasó como en la segunda temporada, pero igual. La empecé a ver hace menos de un mes, y ya estoy en la sexta temporada (es preocupante la grosa cantidad de tiempo al pedo que tengo). Necesito cosas para distraerme ya. Ya. Las fotos viejas tienen un no sé qué que no se consigue en cualquier lado. Las fotos perdieron valor en este tiempo, aunque se crea lo contrario. Aunque estemos mucho más pendientes a ellas y saquemos constantemente, una foto es ahora algo pasajero, que conserva su encanto hasta que sacamos una mejor, y listo. Es triste. Claro que se sigue disfrutando mucho de la fotografía, pero perdió ese aire de rito que tenía antes. Lo que sí me gusta es que se puede ver todo el texto extendido en la pantalla. Es como escribir en una hoja en blanco. Mañana va a ser un gran día, te lo digo yo. Siento que hace una eternidad que no hablo en serio con nadie. Nunca, me lo guardo todo. Es molesto. Ya no duele y no va a doler. Me consume la vagancia. ¿Algún día mejoraré con los nenes chiquitos? En el único momento en que puedo tolerarlos realmente es con una nariz puesta. Es frustrante, a veces trato de tratarla bien a Pini, pero es más fuerte que yo. Tengo ganas de ir a un recital. Tengo unas Toddy en la mochila. Tengo ganas de ver a Sol (ah, soy un primor). Me gustan mucho los lápices comillas raros comillas. El que no conoce a Caro Pardíaco la tiene bien adentro. Por dios, es dios. Me acabo de dar cuenta de que hay montones de Cualca que no vi, los de hace unos días. Pini canta la canción de Ana Chamot, es genial.

Eso lo escribí ayer. Ahora es la 01:40 a.m. Cosas para decir: feliz julio. Hoy conocí a varios payasos geniales (baba cayéndose). Extrañaba mi nariz payasa, mucho. Me pica la pierna. El remisero que me trajo a casa era en extremo educado y amable. En la puerta de casa están instalados escuchando música de viernes y yo acá con ganas de salir. 


Hasta la vista, baby. 
(volveré en forma de millones de fichas)

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